Parte III....ACEPTANDO
Durante los años desde mi divorcio, había mantenido a los
chicos en contacto con su familia mexicana y había tratado de mantener una
relación civil con su padre por el bien de los chicos. Los chicos y yo habíamos
ido a visitar a los parientes mexicanos en muchas ocasiones familiares
especiales y siempre éramos aceptados como parte de la familia. Daniel y su
abuela mexicana tenían una unión especial, por lo que su abuela estuvo muerta
de pena cuando nos fuimos para vivir en los Estados Unidos. Daniel pasó varias
vacaciones de verano con ella en México.
Después que se volvió a casar, Salvador se mudó a
California y tuvo dos hijos más. A mis muchachos les encantaban sus medios
parientes y Daniel especialmente estaba emocionado de tener una media hermana.
Mis hijos visitaban a su padre frecuentemente e incluso cuidaban a los
pequeños. A la madrastra no le importaba tener ahí a mis hijos y mis muchachos
de vez en cuando paseaban a México con su padre y su familia a visitar
parientes.
El padre de Danielle era católico romano con
poca educación y tenía una mentalidad cerrada acerca de la gente que
consideraba diferente. Durante la transición de Daniel a Danielle, ella habló
cierta vez con su padre acerca de sus sentimientos, explicando que en realidad
era mujer. De propósito no se vistió de mujer durante esta discusión con él.
Cuando me dijo del encuentro con su padre, ella me dijo que el había estado
entendiendo, y esperé lo mejor. Poco después de eso, Danielle regresó tarde una
noche en un autobús de una visita con su familia mexicana. Le pedí a Salvador
que la recogiera a la frontera porque él vivía más cerca que yo. Fue la primera
vez que la vio vestida de mujer. Los encontré en la casa de él, y vi como
Danielle le daba las gracias y trataba de abrazarlo mientras se despedía. Su
padre se volvió rechazándola. Era aparente por sus miradas de enojo hacia mí
que pensaba que yo había tramado esta situación. Su aparente comprensión acerca
del cambio desapareció cuando en realidad la vio como mujer.
Después de eso, cuando Danielle estaba de visita en el
pequeño pueblo mexicano a la misma vez que su padre, él siempre se fue. En una
ocasión se salió de la iglesia católica al entrar ella. Hizo lo mismo cuando
ella llegó durante una comida en casa de parientes.
Era la primera vez que él la
había visto vestida como mujer.
En numerosas ocasiones le hablé acerca de Danielle, y cuanto significaría
para ella si él la viera. Le pedí que hablara con un sacerdote católico, una
persona que yo sabía que entendía a la comunidad transexual. La respuesta de su
padre fue: “Danielle es la que tiene el problema. Es ella quien tiene que
hablar con el sacerdote.”
También sus hermanos mayores hablaron con su padre y con
su esposa sin ningún provecho. Después de un año o más David y Ben empezaron a
distanciarse de su padre debido a su continuo rechazo hacia su hermana.
Danielle continuó llamando a su padre, y él hablaba con ella por teléfono, pero
no la visitaba ni la veía personalmente y no asistió a ninguno de los eventos
importantes en su vida. Aunque su corazón se le estaba rompiendo, ella continuó
llamándolo, todavía esperando podérselo ganar. Extrañó tristemente a su medio
hermano y hermana. Cuando nació una niña, a Danielle no se le permitió tratarla
en lo absoluto.
Su abuela mexicana trató de ignorar el asunto hasta que
Danielle fue a visitarla con un vestido con olanes y monitas, botas de tacón
alto y un bolso de mano. Las primeras palabras de su abuela fueron: “¿Por qué
cargas una bolsa?” Durante esa visita Danielle y su abuela rieron y lloraron
juntas y la abuela se convenció de que Danielle era más feliz viviendo como
mujer. De la misma forma valerosa Danielle se enfrentó al resto de la familia y
las tías y primos pronto la trataron como si siempre hubiera sido una chica.
Un primo se volvió muy protector y la cuidaba cuando la
llevaba a bailes y rodeos. Fue a los bailes en el pequeño pueblo donde todo el
mundo la había conocido como niño. Al principio los muchachos no la sacaban a
bailar, pero sus primos sí, y pronto otros muchachos se hicieron sus amigos y
también bailaban con ella. Debido a que tenía valor y orgullo, los demás no la
veían como paria y pronto la estaban tratando como una celebridad. Regresaba
contenta de sus visitas pero exhausta porque todavía era estresante para ella
que la estaban mirando todo el tiempo.
Su padre y uno de sus hermanos continuaron rechazándola y
no asistían a eventos familiares si ella iba a estar ahí. Su padre le enviaba
recados diciéndole que no asistiera a bailes en su pueblo natal y que no le
hablara a sus hijos si los veía. Ella ignoró los recados. Estaba profundamente
dolida por la contienda en la familia y sentía que ella era la causa.
Le dije una y otra vez: “No es tu culpa y tu padre es el
único que puede detener esta contienda por medio de cambiar su actitud.”
Su padre culpaba al resto de la familia por aceptarla
porque él sentía que ella no habría continuado su proceso de convertirse en
mujer si toda la familia la hubiera rechazado desde el principio.
Frecuentemente, agradezco no haber tenido que encarar los
problemas de género de Danielle mientras vivía con Salvador, porque las
dificultades de la transición se habrían vuelto enormes. El esfuerzo de tratar
de proteger a Danielle y conservar el matrimonio me habría hecho pedazos.
A veces siento pena por su papá porque se está perdiendo tanto.
Otras veces lo odio por hacerle daño a Danielle y por ser tan egoísta, pensando
sólo en sí. No puedo entender a un padre que rechaze a un hijo, especialmente
una hija tan hermosa, bondadosa y feliz como Danielle. ¿Cómo es posible que
tenga paz en el corazón?
* . * . * . * . *
Porque era valiente y orgullosa,
los demás no la veían como paria.
Durante muchos años mi desahogo social ha sido el teatro comunitario. Soy
gerente de foro y participo en otras actividades detrás de escena para asegurar
que el espectáculo continúe, pero no tengo deseos de estar en el escenario bajo
reflectores.
Entre la comunidad del teatro, he hecho varios amigos muy
buenos a lo largo de los años y algunos son gays y lesbianas. Fue
mientras estaba en el ensayo de “Ten Little Indians” ( Los Diez Inditos)
trabajando con mi director favorito y varios amigos que me enteré sobre
Danielle. Traté de que mis problemas personales no interfirieran con la obra,
pero a veces lloraba aparentemente sin razón. Finalmente, les dije a mis
amigos del reparto acerca de Danielle porque ella estaría asistiendo a los
ensayos conmigo. Habían conocido a mis muchachos mientras crecían y estuvieron
muy interesados y listos a apoyarme cuando se enteraron de la situación.
Cuando Danielle fue al teatro conmigo una noche, mis amigos se comportaron
como si la hubieran conocido como una chica siempre--no lo dieron importancia.
¡Incluso la llamaron de su nombre correcto! Uno de sus actores favoritos le dio
un abrazo y le dijo que era linda. Los actores que no la conocían de antes no
tenía indicio de que ocurría algo importante.
Hubo algunas situaciones interesantes en que nuevos actores galanteaban con
Danielle y trataban de conocerla mejor. Aunque yo trataba de protegerla para
que no se fuera lastimada y para impedir a los actores que les pasaren un
desconcierto, no había mucho que yo podía hacer. Sin embargo, el director en
una ocasión le advirtió a un recién llegado que Danielle era “carnada para la
cárcel,” pues se veía mucho mayor de quince años. Me sorprendí que mis amigos
que sabían de su situación no se lo habían dicho a ninguna otra persona del
teatro.
Danielle fue a un banquete anual de premios conmigo donde muchos de
nuestros amigos la saludaron cálidamente y le dieron cumplimientos acerca de su
apariencia. Un hombre le preguntó si las hormonas le habían dado esa gran
figura. Pensé que se ofendería por una pregunta tan directa, pero contestó
afirmativamente y luego lo abrazó.
Más tarde me dijo: “Él fue la única persona que en realidad me dijo algo
directamente a mí acerca de mi nueva situación. Eso me hizo sentir buena. Las
demás personas sólo me dijeron lo bien que lucía, pero ignoraron el tema
principal.
Creía que mis AMIGOS entenderían, y sí entendieron.
* . * . * . * . *
Daniel se había empezado a afeitar a los trece años porque tenía bastante
crecimiento de vello facial--a diferencia de su padre y hermanos mayores que
tenían escasa barba. Anteriormente yo había comentado que a algunas chicas
les gustan los muchachos muy velludos, sin darme cuenta la angustia que le
causaba a Danielle todo ese vello. Justo cuando estábamos tratando con
hormonas, consejería, una mudanza a un nuevo apartamento y a otra escuela,
también tuvimos que tratar con electrólisis para quitar el vello facial de
Danielle.
Uno de nuestros amigos travestis recomendó a una electróloga y Danielle
hizo una cita. Fuimos juntas a la primera cita y la electróloga explicó el
procedimiento, pero ella no podía contestar todas las preguntas que hice.
¿Durante cuánto tiempo necesitaría la electrólisis y cuánto costaría? Dijo que
dependía de muchas variables, incluyendo tolerancia al dolor, tipo de piel, y
constitución genética.
Además explicó que Danielle necesitaría con el tiempo electrólisis
alrededor de sus genitales como preparación para su cirugía, por lo que quería
una foto de Danielle sin ropa, y la sacó. A Danielle no parecía
importarle, por lo que yo tampoco me lo di importancia, pero más tarde aprendí
que sacar fotografías al desnudo no es una práctica aceptada. Aunque la
electróloga y yo nos hicimos amigas, nunca vimos o hablamos acerca de esa foto.
Así empezaron las muchas horas que Danielle pasó en la electrólisis y los
muchos dólares que gasté pagándola. La electrólisis es un proceso lento y
algunos días no estaba segura de que estuviéramos haciendo progreso alguno.
Escuchamos que puede durar hasta 300 horas. Hubo días en que Danielle se quedó
en casa y no fue a la escuela porque su vello facial era demasiado largo para
poderlo esconder debido a que no le era permitido afeitarse en el día de una
cita de electrólisis. Esos días llamábamos “días de pelo malo.” Los días en que
yo estaba fuera de la ciudad, Danielle se responsabilizaba de llegar a su cita
por sí misma en autobús o en patines.
A medida que observaba el procedimiento, pensé que sería algo que podría
hacer yo. Sería de gran ahorro para mí y con el tiempo podría convertirlo en
otro negocio de medio tiempo. Al investigar me enteré que se requieren
600 horas de clase, además de un examen para obtener el certificado del Consejo
Estatal, pero la escuela más cercana estaba a 100 millas. Empecé las
clases justo después que Danielle había terminado su primer año de tratamiento.
Disfrutaba el aprendizaje y las horas de práctica con Danielle. Me enseñó a ser
apacible, paciente y cuidadosa durante el procedimiento y a la misma vez
hablarle. Tuvimos muchas conversaciones buenas mientras trabajaba con ella y
nos volvimos más unidas al pasar este rato juntas.
La electrólisis no es una ciencia, sino una forma de arte. El dolor, el
dinero y el tiempo invertido en la electrólisis separa a aquellos con sólo un
capricho pasajero de querer pasar al género opuesto.
Danielle me acompañó en varias ocasiones a la clase donde los otros
estudiantes estaban sorprendidos de su apariencia femenina. Pasamos muchas noches en moteles cerca de la
escuela de electrólisis para que pudiera ganar mi certificación a lo más rápido
posible. Entre los días de clases,
trabajaba en mi propio negocio. Nunca
malgastaba ni un minuto—esto era un hábito que había cultivado mientras criaba
a mis hijos.
Al terminar las clases y las horas de práctica exigida y al ser aprobada en
el examen del Consejo Estatal, ya había alquilado una oficina. Mi negocio de medio tiempo de electrólisis
iba creciendo entre la comunidad transgénero por medio de buenas
recomendaciones. La gente transgénero
parecía sentirse confortable conmigo ya que bien entendía yo los problemas que
tenían en sus transiciones. Con el
tiempo mi negocio vino a ser un asilo donde los transgénero sabían que eran
aceptados y recibidos con amabilidad.
Mis clientes comenzaron a llegar fuera de la hora de sus citas para
mantenerse en contacto con otros de la comunidad transgénero, y luego
comenzaron a tener lugar reuniones sociales a horas fijas. A medida que se comunicaban y se apoyaban,
mis esfuerzos parecían estimular un sentido de comunidad entre los
transexuales.
La recompensa de mi negocio fue más que financiera. Mi hermana a veces me
dice: “De limones, parece que has hecho limonada.” A esto Ben agrega siempre:
“¡Una limonada bien padre!”
Nunca hicimos electrólisis genital en Danielle porque de aquellas en
nuestra área que ya se habían sometido a la cirugía nos enteramos que no la
necesitaron y que no tuvieron complicaciones. Ha habido algunos relatos de
vello en la nueva vagina, lo cual es
desagradable, pero no ha causado otros problemas como infección. Parece no
existir un consenso entre los cirujanos acerca de que área requiera
electrólisis. Hasta este momento, pienso que la cura es peor que el problema.
* . * . * . * . *
Uno de los amigos de Danielle la invitó a ir con los Scouts (Exploradores)
al Río Colorado en un viaje en canoa. Debía llevar comida, agua y todo lo que
necesitara para los cuatro días en una pequeña canoa. Debía aprender a remar en
canoa y poder nadar. Cuando la llevé a un pequeño lago para las clases de
canoa, estaba muy deseosa de aprender y salió muy bien.
El grupo iba a incluir tanto exploradores
niños y niñas por lo que Danielle dormiría en una tienda de campaña junto con
las otras chicas. El grupo incluía algunos adultos que me parecieron muy
amistosos. Pensé que sería sabio contarle por lo menos a uno acerca de
Danielle, pero ella no quería que se lo dijera a nadie. Después de considerar
largamente el asunto decidimos que si hubiera problema, yo podría estar allí
dentro de tres horas para llevarla a casa.
Ella tuvo entrenamiento en técnicas de supervivencia y
tuvo que pasar algunas pruebas de nado, en caso que se volteara la canoa. Cada
explorador tenía que lanzarse vestido al agua, con el traje de baño bajo la
ropa, quitarse la ropa y nadar una vuelta. Les dijeron que no se vistieran
pantalones de mezclilla o pants porque al mojarse se pondrían demasiado
pesados. Para la prueba, Danielle escogió un par de pants para correr de nilón
con elástico alrededor de los tobillos. Yo estaba mirando desde los asientos
con interés pero sin preocupación porque sabía que Danielle era una nadadora
fuerte. Se lanzó al agua y casi de inmediato empezó a luchar y se veía
temerosa. Cuando entró al agua, sus pants de nilón se llenaron de agua
inmediatamente. El material de nilón y el elástico alrededor de los tobillos
mantuvo toda el agua en sus pants causando que se arrastrara hacia abajo. Antes
de que pudiera salirme de los asientos, ella se volvió hacia el salvavidas
pidiéndole auxilio. Él se metió y la sacó a la orilla. Me asombré como
rápidamente incluso un buen nadador puede verse en dificultades en el agua. Los
líderes no la hicieron repetir las pruebas ya que había completado
satisfactoriamente todas las demás actividades acuáticas. Pero sí le dijeron
que no debía usar esos pants en el viaje. Después que dejó de temblar y se
calmó, nos dirigimos a casa.
Me preguntó ella: “¿Te fijaste que bien parecido estaba
el salvavidas? Me pregunto si se dio cuenta de que yo traía formas de senos
cuando puso su brazo a lo largo de mi pecho.”
Compramos todas las provisiones requeridas incluyendo un
traje de baño muy conservador--una pieza, de caña larga y escote alto para que
pudiera usar su sostén. La mayor parte del tiempo usaba pantalones cortos
ceñidos y una camisa anudada al frente. No importaba que usara, se veía sexy
incluso sin mostrar nada más que el estómago. Hicimos una bolsita para sus
formas de senos mojadas para que las pudiera colgar a secar durante la noche.
Ella se fue de viaje y yo traté de mantenerme ocupada para no preocuparme.
Ella durmió en la tienda de campaña junto con otras cuatro chicas y una
consejera. Iban en parejas al baño (a los matorrales), y tenía cuidado de estar
bien escondida. En una de las paradas para pasar la noche había regaderas.
Mientras se duchaba mantenía puesta su ropa interior ya que las cortinas
cubrían poco.
Se divirtió mucho en la salida y no tuvo problemas, pero encontró aburrido
el canotaje en el río. Fue bueno para ella participar en la experiencia de Girl
Scout, como una de las cosas que suelen hacer las chicas. Estuve urgentemente
tentada a decirles a las Girl Scouts que habían llevado a una transexual con
ellas al viaje al río y que no había habido daño ninguno, pero no lo hice. En
un compromiso de conferencia más tarde le conté al auditorio acerca del viaje
al río. Después del programa un líder Scout vino a mí para decirme que él
habría tenido que poner a Danielle sola en una tienda de campaña si lo hubiera
sabido, aunque comprendía el asunto bien porque él mismo era travesti.
* . * . * . * . *
Danielle se enteró del Grupo de Teatro Nuevas Imágenes
patrocinado por la Paternidad Planificada. Eran adolescentes que hacían bocetos
cómicos y obras teatrales que trataban asuntos de adolescentes. Dio audición
para ser parte de la compañía. Aunque me preocupaba de las audiciones porque
temía que se desilusionara si no obtuviera un papel, ella tenía mucha confianza
de poder hacerlo y que sería parte del grupo.
A los supuestos actores se les pidió que personificaran a
un animal en las audiciones, y Danielle escogió ser una gata. Todo mundo se rió
cuando su imitación sonó como una gata teniendo un orgasmo. Ella estaba un poco
apenada. Hubo otros actos improvisados requeridos que incluían cantar y bailar.
Estaba muy orgullosa cuando la escogieron para ser miembro de la compañía.
Los miembros del teatro representaban diversidad étnica y
sexual. Ellos escribían y producían sus propios bocetos cómicos muy bien hechos
por cierto. Danielle aprendió sobre abuso de niños y abuso sexual,
anticoncepción, partes del cuerpo, consejería, y aceptación de la diversidad.
Durante una sesión de entrenamiento sobre transexuales, la líder dijo lo que
sabía, y luego Danielle agregó a esta información afirmando que tenía una
amistad que era transexual.
El grupo salío de viaje
a acampar y a salidas nocturnas y llegó a ser muy unido. Quería contarle a la
líder acerca de Danielle porque pensaba que este grupo de chicos sería
comprensivo y de apoyo, pero Danielle no deseaba que supieran todavía. Parecía
estar más a gusto entre gente que no conocía su pasado.
Después de muchas funciones, cuando el grupo había estado
junto casi un año, salieron en un recorrido a pasar la noche. Todos los chicos
se pusieron muy emotivos después de la función y como sucede a menudo en las
ocasiones en que las chicas se juntan a dormir se contaron sus respectivos
secretos. La líder trataba de dividir el grupo en un arreglo para dormir
aceptable en el gran cuarto donde pasarían la noche. Cada adolescente tenía su
bolsa para dormir y ningunos de ellos estaban envueltos en relaciones románticas,
pero la líder mandó a los chicos a un lado del cuarto y a las chicas al otro.
Una de las chicas le dijo al líder que si ella estaba tratando de evitar el
sexo, esto no funcionaría, porque al menos una de las chicas era lesbiana y por
lo menos uno de los chicos era gay. La líder entonces trató de dividir a los
gays de los heterosexuales. En ese momento Danielle decidió que era tiempo de
revelar su secreto. La líder después me contó que fue entonces cuando se dio
por vencida y permitió que todos durmieran juntos en medio del cuarto. No tuvo
corazón para hacer que Danielle durmiera sola en un rincón después de una
revelación tan emotiva. Me sentí muy agradecida a esta líder tan comprensiva.
Los demás estaban asombrados cuando escucharon. La abrazaron y lloraron con
ella. Danielle estaba feliz de haber informado a sus amigos acerca de su pasado
y agradecida del apoyo que le mostraron.
Cuando terminó el año de Danielle con Nuevas Imágenes, ayudó con el
entrenamiento acerca de transexuales para el siguiente grupo. El año con este
grupo fue muy bueno para su autoestima y yo estaba agradecida de que ellas
hubiera recibido una educación prudente sobre muchos temas controversiales.
* . * . * . * . *
En una ocasion Danielle salió a una fiesta con varios
amigos pero el chico que manejaba el carro se emborrachó tanto que Danielle
tuvo que encontrar otra forma de volver a casa. En otra ocasión tenía miedo
porque el conductor manejaba con un exceso de velocidad. Quería que Daneille
obtuviera su licencia de manejar y le compré una camioneta usada tan pronto
como consiguió la licencia, para evitar tales circunstancias tan incómodas y
peligrosas. Si ella era la dueña del vehículo podría alejarse si se encontraba
en una situación insegura y extraña. Tenía mas sentido común y era más
responsable y madura que otras adolescentes que yo conocía.
Acababa de ser aprobada una nueva ley en nuestro estado
que requería que cada nuevo solicitante para una licencia de conducir mostrara
su acta de nacimiento. Esto era para verificar edad y ciudadanía, no género. Yo
estaba tratando de evitar que el gobierno se metiera en el cambio de sexo de mi
hija, por lo que consideramos diversas formas de resolver el problema. El
estado tiene un protocolo para el cambio de nombre y sexo de una licencia de
manejar vigente. Un endocrinólogo tiene que declarar en un formulario del
Departamento de Vehículos Motorizados que la persona vive de tiempo completo
como mujer e intenta someterse a la cirugía de reasignación de sexo. Me habían
dicho que tal información médica es confidencial pero que cualquier nombre
supuesto parecerá en una pesquisa por computadora. No hay que ser un genio para
sacar por conclusión que si una persona cambia de Juan a Juana, probablemente
sea transexual. Ya podía imaginar de un burócrata con un cajón etiquetado
“cambios de nombre confidenciales (transexuales).”
Teníamos varias opciones. Una era comprar una acta de
nacimiento falsa. Otra era buscar una máquina de escribir vieja con el mismo
tipo como la acta de nacimiento original y cambiar la información. Tratamos de
generar una acta por computadora similar a la que emitía el gobierno actual.
Ninguna de estas ideas funcionó, pero Danielle encontró una solución que sí
funcionó. Un día se sentó con mis lentes de aumento y con un lápiz escribió las
dos letras adicionales tras su nombre masculino para afeminarlo. También
escribió “fe” ante “male” (masculino) para formar “female” (femenino),
oscureciendo las letras un poco para que se coincidieran, y así acabábamos de
cometer un delito mayor. Algunos no estarían de acuerdo con nuestros métodos,
pero ahora la acta de nacimiento mostraba la verdad. Sólo era que no contábamos
con toda la información correcta cuando nació.
Rumbo al Departamento de Vehículos Motorizados Danielle
me dijo, “Me siento como ‘Thelma Y Louise’.”
Le dije: “no hagas un drama acerca de la acta de
nacimiento. Luce una de tus maravillosas sonrisas.”
No había problema. Le dieron un vistazo a la fecha de
nacimiento y no se quedaron con una copia. No tienen prueba de que alteró la
acta de nacimiento y tiene la licencia mostrando que es mujer, con el nombre
que desea.
Cuando solicitó una licencia de manejar de Arizona
requirieron un número de Seguro Social como identificación, pero no habíamos
cambiado la tarjeta de Seguro Social. Pudimos haber hecho eso muy fácilmente
con las formularios disponibles, pero de nuevo quisimos evitar dar aviso al
gobierno.
Danielle le mostró su tarjeta a la oficinista quien
preguntó: “¿Es ésta una forma alternativa de escribir tu nombre?”
Ella contestó: “Sí,” y así lo dejó.
En otra ocasión, tuvo que mostrar su tarjeta de Seguro Social para empleo
en un restaurante de comida rápida. Le dije: “No lo des importancia. Muéstrala
como si sea nada.”
Cuando Danielle llegó a casa, le pregunté: “¿Cómo te fue con la tarjeta de
Seguro Social?”
Dijo: “Ni siquiera hablan inglés.” Las gentes de otros
países no siempre saben cuales nombres son tradicionalmente femeninos o
masculinos, por lo que no detectaron ningún problema.
Normal es una palabra que ya trato de no usar más. Danielle conoció a
un muchacho que asistía a Narcóticos Anónimos por su hábito a las drogas.
Ella asistió a una reunión con él para ver de que se trataba, y de regreso a
casa, él trataba de jugar con las emociones de ella.
“Tú tienes una vida normal. No tienes idea lo difícil que es dejar de
usar las drogas.”
Él no obtuvo compasión de ella, y ella le contestó: “En primer lugar, no
hice nada estúpido como empezar con las drogas.”
Y así este joven se sumó a los demás que ella encontró y que no tenía que
seguir tratando.
Aunque yo sabía lo difícil que era su vida, parecía simplemente otra
adolescente. Eso me parecía un verdadero logro.
Normal no es nada más que una opción de la lavadora.
LAS COMIDAS DE LA FAMILIA
Danielle se encontraba en el teléfono defendiendo
nuestras comidas no tradicionales. Escuchaba cuando le explicaba a un
amigo: “Mi madre está ocupada trabajando y vamos y venimos a diferentes
horas. Sólo comemos lo que queremos cuando queremos y compartimos si
estamos en casa y tenemos hambre a la misma vez.”
Cuando mis hijos estaban pequeños y escaseaba el dinero,
juntos comíamos muchas tortillas y frijoles. A medida que nos volvimos
más afluentes, tuvimos más opciones, pero aprendí que lo que mis hijos querían
comer y cuando lo querían comerlo no siempre se acoplaba a mi horario ni a mi
idea de una buena comida. No les gustaban guisos, y cuando hacía uno,
tenía que comérmelo durante días. No me gustaron los hot dogs ni los sandwiches
de bolonia (mortadela) cada tercer día. A veces cuando todos estábamos en
casa a la misma vez nos sentábamos a comer espagueti o tacos, comidas que a
todos nos gustaban. Danielle había pasado por su fase vegetariana y su
fase de “estoy muy gorda” y en general comía mejor que yo ya que yo tenía que
comer fuera constantemente.
Cuando Danielle colgó el teléfono después de hablar con
su amigo, le comenté: “ Tu amigo no sonó muy convencido.”
Danielle dijo: “Su mamá prepara la comida y la familia se
sentan a comerla juntos todas las noches. Pero él es gay y no les ha
dicho a sus padres porque sabe que no comprenderían.”
¡Que tal con la unidad y calidad del tiempo durante las
comidas familiares!
EL OJO DEL LA MENTE
Pasados unos cuantos meses de la transición de Danielle, un amigo cercano
estaba de visita cuando Danielle atravesó exuberantemente por la sala en su
manera juvenil de adolescente.
Después que se fue, le pregunté a mi amigo: “¿No te parece que es monísima?” Su respuesta quedó como un eco en mis
oídos durante días. "En el ojo de mi mente," dijo "todavía veo
al chico que conocía."
Esa frase pasaba por mi mente una y otra vez. Ya se había acostumbrado el
ojo de mi mente y ahora sólo veía a la chica, pero comprendía su reacción. Al
principio, aunque mis ojos literales podían ver a la chica, mi antigua imagen
mental sacaba pronombres masculinos. Después de esa experiencia con mi
amigo, comprendí mejor por qué algunos padres tienen dificultades en permitir
que sus hijos crezcan y cambien. En su mente todavía tienen la imagen de un
querido bebé, un niño inocente de siete u ocho años o un rebelde adolescente.
Se necesita algún tiempo para que el ojo de la mente reemplace la imagen
juvenil con el nuevo retrato del adulto. Esto puede explicar por qué un esposo
no nota un nuevo peinado o porque la familia no nota las arrugas de la abuela.
Es aún más difícil reemplazar la vieja imagen con una del género opuesto.
Ya que veía a Danielle a diario, el ojo de mi mente había sido reentrenado hasta que no veía más al jovencito, sino
sólo a una adorable adolescente. Fue más difícil para los parientes de Danielle
reeducar sus mentes ya que la veían con poca frecuencia o sólo en retratos. Aún
cuando nuestros ojos habían visto a la misma persona, mi amigo aún veía al
chico que solía ser, mientras que yo sólo veía a una hija jubilosa.
Mi amigo vio al chico que solía
ser,
y yo sólo veía a una hija
jubilosa.
CRUCES
Todos tenemos nuestros secretos
y cruces que cargar. Podemos ver
algunos, y otras, nunca sabremos
que están allí.
Mi hija especial una vez fue hijo.
Usted no lo sabría si
la conociera.
¿Cuántas hemos conocido sin saberlo?
Por favor no la juzgue
por
porque no lo son.
Aprecie la belleza y la ironía.
Ella no lo dañará ni lo cambiará
excepto para suavizar sus prejuicios.
Es difícil imaginar
pero todos tienen alguna carga
y la necesidad de ser quienes son.
[SJ update of 9-17-04]