Historia de Alejandra

 

 

Alejandra Victoria Portatadino (Argentina)

Estudiante de Antropología y Activista Defensora de Derechos GLBTTI

Anthropology Student and Advocate for GLBTTI Rights

 

Mi Historia Bien Sencilla (en español)

My Story in Brief (en inglés)

 

La Plata, sábado 20 de mayo de 2006 (PDF) (en español)

La Plata, Argentina, Saturday, May 20, 2006 (en inglés)

 

E-mail Alejandra

[English translations by Sonia John]

 

 


 

 

Mi Historia Bien Sencilla

 

Mi nombre es Alejandra Victoria Portatadino y mi historia es bien sencilla: me ha sucedido lo mismo que la mayoría de las mujeres de mi edad que hemos nacido con el Síndrome de Harry Benjamín.

 

Nací y vivo en la Ciudad de Buenos Aires en la República Argentina, y tengo 47 años. Yo desde mi más tierna edad no sabía qué me pasaba ni porque tenía ese sentimiento tan profundo de ser una mujer encerrada en un cuerpo de hombre. En esa época no se sabía nada del Síndrome de Harry Benjamín, y cuando fui al psicólogo me decía que tenía un problema de personalidad. Yo no me sentía gay, no me sentía travesti, me sentía mujer, pero mi cuerpo no correspondía y eso me provocaba una gran confusión porque tenía que vivir como hombre, pero sintiéndome mujer.  Y yo trataba de ser un varón, ponía muchas fuerzas en ser un varón como me decían mis padres, y siempre me preguntaba ¿cómo iba a poder ser mujer con este cuerpo?, hasta que no pude más y comencé a vivir como mujer.

 

En esos años en mi país no era fácil la situación de las personas como nosotras--éramos perseguidas y detenidas por la policía, no podíamos frecuentar lugares comunes, porque si nos pedían que mostráramos nuestro documento de identidad nos detenían. Solamente podíamos ir a lugares donde nos permitían estar pero eran lugares muy oscuros donde existía mucha droga y alcohol, eran lugares muy peligrosos. Hace unos años atrás  tomé conciencia que existía el Síndrome de Harry Benjamín cuando diagnosticaron Disforia de Género (que es el síntoma que produce el Síndrome). A partir de ese momento mi vida cambió para bien. Yo tenía el dinero suficiente para operarme en cualquier país del mundo, pero decidí operarme en Argentina y luchar por el derecho de las personas que nacieron con el Síndrome de Harry Benjamín. Pero en esa lucha pasaron cosas que no fueron buenas. Estudié Ingeniería y obtuve la especialización en Downstream y llegué a trabajar como Gerente en una importante empresa petrolera mundial llamada Chevron. Cuando Chevron compró Texaco me destinó a trabajar a Texaco y cuando mis nuevos superiores de Texaco se enteraron que había comenzado con los trámites judiciales para lograr mi intervención quirúrgica de adecuación sexual, me despidieron. Ahí comencé a luchar por los derechos al trabajo y la dignidad, por el derecho a tener una intervención quirúrgica y la reasignación de los datos en los documentos de identidad, y documentos públicos y privados, de las personas que nacimos con el Síndrome de Harry Benjamín.

 

Hace 4 años estaba completamente sola. Comencé a leer libros sobre Derecho Constitucional, derechos de las personas, daños a la salud, ya había estudiado hace muchos años atrás cuando era muy joven hasta 3º año de Antropología, y eso me sirvió mucho. Comencé mi trámite judicial para obtener mi reconocimiento como mujer y poder acceder a la intervención quirúrgica de adecuación sexual. El juez me envió a ser revisada por el cuerpo médico forense, que confirmó mi diagnóstico de Disforia de Género y que yo necesitaba mi intervención quirúrgica, pero sucedió que el juez entendió que no correspondía mi demanda judicial y declaró la incompetencia de la causa. Ahí me deprimí, e intenté ahorcarme. Había gastado casi todo mi dinero en esta lucha, y me encontraba sola y desprotegida, sin trabajo, y sin posibilidades de recuperarlo como Downstream Specialist de la Industria Petrolera. Había dado conferencias en muchas universidades pero vestida de hombre, y  mi nombre era muy reconocido en la Industria del Petróleo. Había llegado a un puesto directivo, pero eso no servía de nada en el momento que me diagnosticaron la Disforia de Género. Parecía que haber nacido con Síndrome de Harry Benjamín afectaba mis capacidades intelectuales, mi honestidad, mi dignidad. Yo sentía que era la misma persona, pero los directivos de la empresa pensaron que yo no era buena como mujer para la empresa.

 

Cuando me intenté ahorcar,  se desprendió la viga de la pared con el peso de mi cuerpo, y caí al piso. Terminé con el cuello duro y un chichón en la cabeza. Ahí pensé que Dios tenía otros planes para mí y comencé a luchar con más fuerzas. Apelé y fui a la Corte Suprema de Justicia de la Nación donde se aceptó el diagnóstico del cuerpo médico forense, y comencé a litigar en los Juzgados Federales de la Nación y ellos en 8 meses dieron sentencia favorable. Me moví tanto y movilicé a tantos políticos, médicos,  Jueces y políticos, que al juez le quedaban dos alternativas--o me operaban a mí, o se terminaba operando él. Yo creo que me dio la sentencia favorable para no tener que aguantarme más dando vueltas todos los días en el juzgado presentando escritos.  De ese momento continué trabajando, me uní a trabajar con el cuerpo médico forense y profesionales de distintos hospitales, y miembros de la corte, retomé mis estudios de Antropología Biológica, y fui convocada a trabajar como activista voluntaria en el área jurídica de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Hoy la CHA trabaja en todos los aspectos de derechos humanos y en defensa de todas las minorías GLBTTTI. Junto con el área salud logré que un Hospital Público brindara el tratamiento hormonal gratuito para las personas como nosotras, y ahora estamos luchando por conseguir los medicamentos de la terapia hormonal gratis, y tener todo el servicio centralizado en un solo hospital.

 

El 22 de Noviembre del 2005 dicté junto a otros destacados profesionales (abogados, médicos, psicólogos) la primera conferencia en la República Argentina sobre Disforia de Género en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. El 10 de mayo del 2006 entré al quirófano, y desperté sintiéndome plenamente mujer.

 

Hoy continúo mis estudios de Antropología Biológica en la Universidad de Buenos Aires, continúo trabajando como activista de la CHA en el área Jurídica, y en lograr mejorar las leyes y mejorar el sistema de salud para las personas nacidas con el Síndrome de Harry Benjamín. Tuve mucha cobertura de mi operación en los principales canales de televisión, y periódicos, y fue la primera vez que los medios de comunicación comienzan a hablar de Síndrome de Harry Benjamín y Disforia de Género. Creo que comenzar a eliminar la palabra Transexual del lenguaje del periodismo fue un logro muy importante. Gracias a esto comenzaron a acercarse otras personas que les estaba sucediendo lo mismo que me sucedió a mí, pero ahora esas personas no estarán solas como cuando yo comencé todo, ahora ellas van a estar acompañadas y apoyadas por mí y una organización que las va a guiar y proteger. Hoy ya nos reunimos 11 personas, hombres y mujeres que sufren Disforia de Género provocada por el Síndrome de Harry Benjamín, esas personas hoy ya no están solas y eso valió todo mi esfuerzo y el dinero que invertí para poder ayudarlas.

 

Mi nombre es Alejandra Victoria, y luego de la intervención quirúrgica de adecuación sexual dejé de sufrir Disforia de Género, y hoy soy una mujer plena que vive como cualquier mujer que nació normal.

 

Buenos Aires 28 de Junio del 2006

 

E-mail Alejandra

 

 


 

 

My Story in Brief

[English translation by Sonia John]

 

My name is Alejandra Victoria Portatadino and my story is very similar to that of most women my age who were born with Harry Benjamin Syndrome.

 

I was born and live in Buenos Aires, Argentina and I’m 47 years old.  From my very earliest childhood I couldn’t understand what was happening because I had the deepest feeling of being a woman trapped in a man’s body.  At that time no one knew anything about Harry Benjamin Syndrome, and when I saw a psychologist, he told me that I had a “personality problem.”  I didn’t think I was gay or a transvestite, I thought I was a woman, but my body was wrong; that caused me a great deal of confusion because I had to live as a man even though I didn’t feel like one.  I tried to be a man and gave it my best effort, as my parents told me to do.  I always used to ask myself, “With this body, how am I ever going to be a woman?”  Eventually I couldn’t take it anymore, and started living as one.

 

At that time in Argentina the situation for people like us was not easy.  We were harassed and detained by the police and we couldn’t go to public places for fear that the police would ask for our ID and then detain us.  We were only allowed to go to certain dark and dangerous places where there was a lot of drug and alcohol use.  Some years ago I became aware of Harry Benjamin Syndrome as a result of being diagnosed as having gender dysphoria (which is the symptom of the syndrome) and from that moment my life changed for the better.  I could have afforded to have surgery anywhere in the world, but I decided to have it here and fight for the rights of people born with Harry Benjamin Syndrome, but there were many setbacks along the way.  I studied engineering, specializing in petroleum refining, and became a manager with the multinational corporation Chevron.  When Chevron acquired Texaco, I was transferred to the latter, and when my new superiors there learned I had started the legal process that would conclude with sexual reassignment surgery, they fired me.  And that was the point I began to fight for the rights of all people with Harry Benjamin Syndrome to have access to surgery and to have all of their identification documents rectified.

 

Four years ago I was completely alone.  I began to read books on constitutional law, individual rights and health issues.  I had already studied anthropology for three years, much earlier, and that knowledge served me well.  I initiated the judicial process to obtain legal recognition as a woman and to have the right to have reassignment surgery.  A judge required that my case be evaluated by government medical investigators, who confirmed my diagnosis and need for surgery, but the judge then dismissed my case as being outside his jurisdiction.  At that point I was so depressed that I planned to hang myself.  I had spent almost all my money and I found myself alone, vulnerable and unemployed with no chance of getting my job back as a Downstream Specialist in the petroleum industry.  My name was well-known in the industry and I had given lectures at many universities, but always dressed as a man.  I had moved up to a managerial position, but that was of no use to me the moment I was diagnosed with gender dysphoria.  Apparently having been born with Harry Benjamin Syndrome prejudiced my intellectual capacity, my honesty and my dignity.  I felt like I was the same person, but my superiors thought that as a woman I would not be good for the company.

 

When I tried to hang myself, the weight of my body caused the roof beam to come loose and I fell to the ground.  I ended up with only a stiff neck and a goose egg on my head.  So, I presumed that God had other plans for me and I rejoined the fight with renewed energy.  I appealed my case to the National Supreme Court, where the diagnosis of the government medical experts was accepted.  That allowed me to continue my suit in the national court system, and eight months later I received a favorable verdict.  I had worked so hard and mobilized so many politicians, judges and doctors that the judge was left with only two alternatives—allow me to be operated on, or else they’d have to operate on him.  I think they decided in my favor so they would no longer have to put up with me filing motions every day.  After that, I continued working with medical specialists from the government and various hospitals, with legal authorities, and I returned to my study of biological anthropology.  I was also asked to be an activist volunteer in the legal department of the CHA (Argentine Homosexual Community).  The CHA now works on every aspect of human rights for all GLBTTI minorities.  Working together with CHA´s medical department, I arranged for a public hospital to provide free supervision of hormone treatment for people like us, and now we are working to have the medications also supplied at no cost and have all of these services centralized in a single hospital.

 

On the 22nd of November, 2005, along with various experts from the field of law, medicine and psychology, I lectured before the first Argentine conference on gender dysphoria, held by the federal Department of Human Rights.  On the 10th of May, 2006, I went into the operating room and awoke later feeling like a complete woman.

 

These days I am continuing my study of biological anthropology as well as my activism with the CHA legal committee, hoping to improve the laws and the health system for people born with Harry Benjamin Syndrome.  All of the major television channels and newspapers gave extensive coverage to my surgery, and it was the first time that the media started to talk about Harry Benjamin Syndrome and gender dysphoria.  I believe that getting them to use these terms instead of “transexual” was an important accomplishment*.  Thanks to this, other people who experienced the same thing that I did are coming forward, with the difference that they will not be alone like I was when everything started.  Instead, they will be supported and advised by me and an organization that can guide and protect them.  We have already had meetings of eleven people experiencing gender dysphoria, both men and women, and knowing that they will not be alone means all the time and money I invested was worthwhile.

 

My name is Alejandra Victoria, and after my surgery of sexual harmonization I no longer experience gender dysphoria; today I am a whole woman who lives like any other who was born normal.

 

--Buenos Aires, June 28th, 2006            

 

 

[*Translator's note:  The label "travesti," with its connotation of sex work, is very highly stigmatized throughout Latin America.  In addition, the general Latin American public often does not make a distinction between "travesti" and "transexual," and so some trans women there are working to change public attitudes by avoiding the latter term, referring to the Harry Benjamin Syndrome instead.]

 

 


 

 

 

Alejandra manifestando por los derechos GLBTTI frente al Congreso de la Nación Argentina

Alejandra participating in a demonstration for GLBTTI rights in front of the Argentine National Congress

 

 

 


 

 

La Plata, sábado 20 de mayo de 2006 (PDF)

 

ALEJANDRA DESPUES DE LA ADECUACION DE SUS GENITALES

“Todavía no me vi al espejo, pero

me dijeron que estoy muy bien”

 

Alejandra satisface la curiosidad de quienes le preguntan sobre su nuevo aspecto físico. El trabajo de los médicos del Gutiérrez “en lo funcional y en lo estético fue excelente”. El lunes podrá irse y seguir su vida como mujer

 

El 10 de mayo, entre las 8,30 y las 15, la vida de Alejandra Victoria dio un vuelco decisivo. Seis horas y media fue el tiempo que le demandó a los médicos del Hospital Gutiérrez completar un largo proceso que la puso “en total equilibrio”.

 

Ella, no obstante, no le da al hecho la importancia de un “punto de inflexión” en su vida. No es el “volver a nacer” al que otros en su lugar hacen referencia. “Es la continuidad de un proceso, de una trayectoria de vida, y de una conducta que ahora se adapta a la forma, a la cuestión física”, le dijo a Hoy a horas de ser dada de alta.

 

Todo salió como se esperaba, y eso lo confirma Pablo Maldonado, el cirujano plástico que lideró la intervención. Su especialidad le aporta una especie de obsesión por lo estético, y Alejandra sabe que el profesional “cuidó los más mínimos detalles”.

 

La mujer aún no pudo verse al espejo, pero tiene las mejores referencias dadas por las enfermeras que la cuidaron durante estos días de postoperatorio.  “Quedé hecha una pinturita”, se ríó Alejandra cuando se le preguntó de su nuevo aspecto genital. Más seriamente, aseguró que se siente “como cualquier mujer normal”.

 

“Guardo las fotos de mi infancia. Son parte de una etapa de mi vida de la cual no reniego”

 

Hasta ahora, las operaciones más difundidas fueron las del urólogo César Fidalgo. Los dos tienen una trayectoria importante porque comenzaron a operar juntos, pero el plástico es el que más se preocupa por la imagen. “Las enfermeras venían y me decían qué linda te quedó, vuelve a sonreír la paciente.

 

Es inevitable en ese punto preguntarle cómo se imagina su vida sexual de ahora en adelante. Ella responde con naturalidad. “Será como la de cualquier mujer normal -dice-, si me enamoro tendré novio con un proyecto de familia, y si no seguiré sola o me haré monja, no sé. Pero

esta operación no cambia nada mi

perspectiva de vida”.

Tolerar es discriminar

Tolerar es discriminar

 

“Haberme operado implica que podré continuar con mi vida de manera más normal, sin vergüenza, más genuinamente, sin negar mi pasado pero viviendo el presente”. Alejandra sale a la calle y camina con lentitud. Las secuelas del postoperatorio aún las sufre en su cuerpo. Mira los autos pasar e imagina la lu-

 

cha que se le avecina por volver a insertarse en el mercado laboral. “Esa es mi meta ahora, volver a trabajar en mi especialidad: la industria de los productos derivados del petróleo”.

 

 

Claro que es difícil imaginar que la sociedad esté preparada para aceptarla. “Soy conciente que, aunque valió la pena para que se sepa que existe el síndrome de Harry Benjamin y la disforia de género, me expuse mucho en los medios”.

 

Mejorando su técnica, los cirujanos lograron dar al paciente la posibilidad de sentir placer durante el coito

 

Sus estudios en antropología le permiten a Alejandra hacer un análisis particular de lo que se le avecina. “En la Argentina existe lo que se llama la tolerancia, que es una manera de discriminación, como el Apartheid de África, que toleraba a los negros mientras no tuvieran participación en los gobiernos, en las empresas, etc”.

 

“A mí en la Argentina se me tolera, pero cuando gente como yo se tiene que insertar en los mundos laborales, hasta ahí llegó la tolerancia. Y esa es una manera clara de discriminación”, completó.

 

Contra esa barrera “pienso luchar como hasta ahora, planteando las cosas en la Justicia, trabajando con médicos, dando a conocer que quienes nacemos con este síndrome somos personas comunes. No somos monstruos ni depravados, y llevamos una vida normal, como cualquiera. Y al adecuarnos físicamente, lo único que hacemos es sincerar esa condición”.

 

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La pelea continúa. Ayer en el hospital, ahora Alejandra luchará contra la discriminación que le impide trabajar

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“Es un orgullo haberme operado en el Gutiérrez”

 

El hospital público de nuestra ciudad se convirtió en una referencia nacional para las operaciones de adecuación sexual autorizadas por la Justicia

 

 

La intervención a la que fue sometida Alejandra Victoria es realmente compleja. Sin embargo, el trabajo del equipo liderado por el cirujano plástico Pablo Maldonado logró que en apenas ocho días la mujer camine sin dificultad por los pasillos del nosocomio.

 

“Es un especialista que tiene mucha trayectoria, así que entramos muy confiados los dos al quirófano”, recordó Alejandra. Que no obstante, reconoció que el despertar, como en toda operación, “fue horrible, porque me dolía hasta la última uña del pie”.

 

“Para mí es un orgullo haber sido operada en un hospital público como el Gutiérrez, porque realmente me cuidaron de manera maravillosa y cumplieron todas las normas de seguridad”, relató.

 

Los elogios no terminan en la capacidad de los profesionales y se extienden hacia lo humano. “Mis amigos de Capital Federal no vinieron hasta que no salí de terapia, así que los médicos y los enfermeros fueron casi como mi familia -dice-, no sólo venían a revisarme, sino que cuando tenían un ratito libre se quedaban charlando conmigo”.

 

A la hora de los agradecimientos, mencionó entonces a Maldonado, al cirujano Roberto Mejía, al doctor Alvarez, a Carolina Francini. “Parece mentira, terminaron siendo amigos”, dijo, y también reconoció al cuerpo de enfermeras que le dieron el cuidado diario.

 

Desde el punto de vista médico, el lunes próximo Alejandra recibirá e alta y podrá retornar a su hogar. Después, cada 15 días, deberá volver para realizarse los controles

 

Como durante la operación no hubo complicaciones, no será necesaria ninguna otra operación, aunque sí deberá continuar con el tratamiento hormonal. Los endocrinólogos tendrán que dosificar el suministro de las hormonas femeninas que naturalmente el cuerpo de Alejandra no produce.

 

 

 

Experiencia. Pablo Maldonado es el médico que lideró la operación

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EL DIAGNOSTICO

 

El Síndrome de Harry Benjamin

 

El diagnóstico que llevó a Alejandra al quirófano y le permitió cambiar su identidad es disforia de género, lo que la convierte en un transexual legítimo. Pero ese cuadro es en realidad un síntoma del

síndrome de Harry Benjamin, una patología que se desarrolla antes del nacimiento involucrando

el proceso de diferenciación entre hombre y mujer.

 

Ocurre cuando el cerebro se desarrolla de un sexo y el resto del cuerpo se desarrolla con características del sexo opuesto. A diferencia de otras condiciones intersexuales, la evidencia de la condición no es notoria en el nacimiento sino en la infancia o durante la adolescencia.

 

“En la infancia yo empecé a sentir que algo no estaba bien, y un día estalló. A mi me pasó a los 17 años, cuando por primera vez fui al psicólogo”, contó Alejandra antes de la operación. Por eso ahora pretende seguir trabajando para difundirlo, “para que aquellos que sienten que algo no está bien consulten”.

 

 

 

 

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La Plata, Argentina, Saturday, May 20, 2006

[English translation by Sonia John]

 

ALEJANDRA AFTER HER GENITAL HARMONIZATION

 

“I Haven’t Looked at Myself in the Mirror Yet, But Everyone Tells Me I Look Great”

 

Alejandra satisfies the curiosity of those who ask about her new body.  She says, “The work of the doctors at Gutiérrez Hospital was excellent in functional and esthetic terms.”  On Monday she’ll be able to leave and begin her life as a woman.

 

Alejandra Victoria’s life reached a turning point on the 10th of May, between 8:30 a.m. and 3:00 p.m.  The doctors at Gutiérrez Hospital needed six and a half hours to finish a long process that has given her “total equilibrium.”

 

However, she doesn’t consider the event important enough to be truly transformative.  For her it has not been the “rebirth” that others in her situation have often called it.  “It’s the continuation of a process, a life path, and the attainment of physical congruence with my personality,” she told Hoy shortly after being released.

 

Everything went just as expected, according to Dr. Pedro Maldonado, the plastic surgeon who headed up the surgical team.  Maldonado’s specialty leads him to focus somewhat obsessively on esthetics, and Alejandra knows that he attended to the smallest details.

 

Alejandra is not yet able to look at herself in the mirror, but she’s gotten high praise from the nurses who cared for her during her post-operative recovery.  “I’m as pretty as a picture,” she laughed, when asked about her new genitals.  In a more serious tone, she added, “I simply feel like any other woman.”

 

“I’m keeping the photos from my childhood; they represent a phase of my life that I don’t deny.”

 

Up to this point, the more publicized surgeries of this type have been those of the urologist César Fidalgo.  The two surgeons share a significant history since they began to collaborate, but it’s the plastic surgeon who concerns himself most with esthetic results.  Smiling, the patient said, “The nurses came and told me how pretty I turned out.”

 

It’s impossible not to ask Alejandra what she thinks her sexual life will be like in the future.  She very naturally responds, “It’ll be like that of any typical woman.  If I fall in love, I’ll have a boyfriend and be thinking about having a family.  If I don’t fall in love, I’ll be single, or maybe I’ll become a nun, I don’t know.  But the surgery doesn’t in any way change my outlook on life.”

 

Toleration Is Discrimination

 

“Having had the surgery now makes it possible for me to have a more normal and genuine life, without shame, without denying my past, but living in the present.  Alejandra walks slowly out onto the street.  She’s still suffering the aftermath of her surgery.  She looks at the passing cars and thinks about the struggles that await her when she re-enters the job market.  “My objective right now is to return to work in my field—the petroleum products industry.”

 

It’s not easy to imagine that society is prepared to accept her.  She notes, “I’m aware that I’ve had a lot of media coverage, though it’s been worth it to publicize the existence of Harry Benjamin Syndrome and Gender Identity Dysphoria.”

 

With Improved Techniques, the Surgeons Were Able to Give the Patient the Capacity for Pleasure During Intercourse

 

Her anthropology studies have allowed Alejandra to draw her own conclusions about what to expect next.  “In Argentina, we have what’s called ‘tolerance,’ which is a form of discrimination, something like the Apartheid system in South Africa, which tolerated black people as long as they didn’t participate in government, in business, etc.”

 

“In Argentina I’m tolerated, but when people like me need to participate in the job market, that’s where tolerance ends.”  She concludes, “And that’s an obvious form of discrimination.”

 

Against that barrier, she “plans to struggle just as I have up to this point, bringing issues to the court system, working with doctors, spreading the word that those of us born with this syndrome are just ordinary people.  We’re not monsters, nor are we depraved, and we lead as normal a life as anyone else.  And when our bodies and minds are in harmony, leading a normal life is the only thing we want to do.”

 

 

 

 

The Battle Continues.  Yesterday in the Hospital, Now Alejandra Will Fight Against the Discrimination that Prevents Her From Working.

 

 

It Was an Honor to have had my Surgery in Gutiérrez Hospital

 

Alejandra Victoria’s surgery was really very major However, the work of the surgical team led by plastic surgeon Pablo Maldonado allowed her to be walking without difficulty around the hospital corridors after a mere eight days.

 

Alejandra recalls, “He’s a specialist with an extensive background, so the two of us went into the operating room with a lot of confidence.”  Nonetheless, she attests to the fact that waking up, as in any major operation, “was horrible and I ached even in my smallest toenail.”

 

“I’m proud to have had my surgery in a public hospital like Gutiérrez, because they really took care of me marvelously and they accommodated all my needs for privacy,” she said.

 

She not only praised the doctors’ professional abilities but also their human touch.  “None of my local friends could visit until I was out of intensive care, so it was the doctors and the nurses who became almost like my family,” she said.  “They not only came to check up on me, but also whenever they had a bit of free time they would stay to chat with me.”          

 

Alejandra then mentions her appreciation for Dr. Maldonado, the surgeon Roberto Mejía, Dr. Álvarez and Carolina Francini.  “It may seem strange, but they ended up being my friends,” she said, and she also acknowledged the nursing corps who cared for her on a daily basis.

 

As far as the doctors are concerned, next Monday she can return home.  Afterwards, she’ll have to come back every fifteen days for check-ups.

 

Since there were no complications during her surgery, no further operations will be needed, but she’ll have to continue her hormone therapy; the endocrinologists will have to furnish her with the female hormones which her body does not produce naturally.

 

 

Experience.  Pablo Maldonado Led the Surgical Team.

 

 

THE DIAGNOSIS

 

Harry Benjamin Syndrome

 

The condition that led Alejandra to the operating room and allowed her to change her identity is gender dysphoria, which makes her a legitimate transsexual.  But gender dysphoria is really a symptom of Harry Benjamin Syndrome*, a disorder that develops pre-natally involving the process of differentiation between male and female.

 

This occurs when a person develops the brain of one sex while the body develops with characteristics of the other sex.  As opposed to other intersex conditions, the disorder is not manifested at birth but rather during infancy or adolescence.

 

“When I was a child, I began to think that something wasn’t right, and then one day it all exploded.  For me, that was when I was 17, when I went to a psychologist for the first time,” Alejandra related after her surgery.  That is why she’s now planning to keep working to tell her story, “so that others who also think that something is not right will also seek psychological help.”  

 

 

[*Translator's note:  The label "travesti," with its connotation of sex work, is very highly stigmatized throughout Latin America.  In addition, the general Latin American public often does not make a distinction between "travesti" and "transexual," and so some trans women there are working to change public attitudes by avoiding the latter term, referring to the Harry Benjamin Syndrome instead.]

 

 


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